Un hijo te cambia la cambia. Esto es una realidad más que cierta, pero de lo que a veces no somos conscientes cuando nos embarcamos en esta maravillosa aventura es que lo hace a muchos niveles, no solo como madre y como padre, sino como relación de pareja.
La llegada de un nuevo miembro a la familia mueve todos los cimientos que teníamos construidos, ya que son muchos los cambios que afectan a nivel afectivo y emocional de nuestra vida en pareja.
De hecho, es una de las etapas en las que más se producen crisis. Los motivos son diversos, pero el más común es que un bebé hace mucho más difícil encontrar espacios propios para el diálogo y la intimidad, por lo que es complicado resolver los conflictos que puedan surgir, por lo que se van acumulando. Ya no pasas el mismo tiempo a solas con tu pareja, y eso se nota en todos los sentidos.
El reparto de responsabilidades es otra de las causas más habituales que afecta a la relación de pareja, seguidas del cansancio, la falta de sueño, las desavenencias en la forma de educar y la rutina.
Todo esto provoca que acabemos descuidando nuestra relación de pareja. Toda la atención la tiene el recién llegado, por lo que reducimos nuestros espacios personales para dedicárselo al bebé.
Y como ocurre con todos los aspectos de nuestra de nuestra vida, todo lo que no se cuida se estropea, y una falta de dedicación emocional y sentimental de nuestra vida en pareja puede llegar a matar la convivencia y la vida en común.
Pero tampoco hay que alarmarse, porque existen una serie de pautas que podemos seguir para que la maternidad y paternidad no afecte demasiado a nuestra relación de pareja. Y si lo hace, que podamos darle solución antes de que sea tarde.
Toma nota de estos 6 consejos para que tu relación de pareja no se ve afectada con la llegada de vuestro bebé:
- Reparto de responsabilidades
No todo puede recaer en una de las partes de la pareja. Repartir todas las tareas es algo esencial para evitar constantes reproches y discusiones. Un bebé es cosa de dos y así lo debemos plantear desde el primer momento.
- Interés y esfuerzo común
No se trata de estar constantemente diciendo a tu pareja que debe hacer para “ayudarte”. La otra persona debe “co-cuidar”, no “ayudar”. Por eso, es una tarea que debe ser igualitaria para ambas partes, con las misma responsabilidad e implicación.
- Identificar las fuentes de conflictos y buscar una solución
Es muy importante centrarnos en la solución de los problemas, no ellos. No se trata de estar dando vueltas y más vueltas en torno a un conflicto, sino saber ver por qué ocurre y qué podemos hacer para solucionarlo. El truco: paciencia y empatía.
- Hablar, hablar y después, seguir hablando
El diálogo es la una de las clave de las relaciones humanas, y más aún de las de pareja. Debemos expresar cómo nos sentimos, qué no nos gusta, qué nos preocupa, y en este sentido debemos reservar un ratito al día para conversar con nuestra pareja, los dos solos. Aunque sean 20 minutos al día, debemos tener nuestro pequeño espacio para compartir nuestro día a día y nuestros sentimientos.
- Buscar momentos de intimidad
Si el diálogo es imprescindible, la sexualidad también. Por ser padres no hemos dejado de ser pareja, y debemos cuidad al máximo nuestra relación en este sentido. Una vida sexual plena genera innumerables beneficios y no debemos dejarla atrás. El cansancio y la falta de sueño son los peores enemigos con los que nos encontraremos, pero no nos podemos rendir y tenemos que servar nuestro espacio para disfrutar. Si no, será mucho más complicado que la vida en común funcione.
- No olvidar los pequeños detalles
La vida son gestos aparentemente sin importancia, pero la tienen, y mucha. Si antes de salir de casa te despedías de tu pareja con un beso, no dejes que las responsabilidades te lo impidan. Si siempre celebrabais vuestro aniversario, no dejéis de hacerlo. Si no podéis salir, no importa, preparad una cena especial en casa. Lo importante es prestar atención a esos pequeños detalles que mueven vuestro mundo.
Ser mamá o papá es un trabajo a tiempo completo. Pero siempre debe haber una parcela reservada para nuestra pareja, solo para nosotros, sin niños y sin preocupaciones. No importa si solo pueden ser 5 minutos al día, pero que sean nuestros y de nadie más.