Uno de mis primeros recuerdos transcurre en el regazo de mi padre intentando quitarle la cámara para poder disparar. Me encantaba verle como se posicionaba, esperaba y esperaba y al final se oía ese “clac” tan característico de las réflex.
Recuerdo con especial cariño como me construyó una cámara a partir de una caja de galletas y la magia de ver como las imágenes aparecían en el cuarto oscuro que construyó una habitación en desuso.
Desde que nació mi hijo he compartido infinitos momentos con él y mi cámara.
Él es el protagonista de la mayor parte de imágenes que realizo en mi tiempo libre y observo como poco a poco su relación con ella va evolucionando. Este hecho me ha llevado a plantear cómo la fotografía puede enriquecer el desarrollo de los pequeños.
Para entender la relación de nuestros hijos con este medio y lo que les puede ofrecer, tenemos que tener en cuenta la etapa evolutiva en la que se encuentren:
Entre los 0 y 3 años. Como herramienta para conocer el entorno
El bebé es un explorador del medio en el que habita que está formado por un montón de estímulos; la luz, el sonido, el tacto… las imágenes estáticas forman parte de este entorno. Si como padres os interesa la fotografía, entre los 12 y los 24 meses podéis crear su propio diario de imágenes con fotografías de familiares, objetos o lugares que él pueda reconocer.
Si habitualmente utilizáis una cámara para captar imágenes de vuestro día a día, es común que entre los 15 y 18 meses por el principio de imitación, vuestro hijo sienta interés por “apretar el botón” y hacer su primera fotografía. Dejarle participar de ello fortalecerá su curiosidad y el vínculo entre padres e hijos por el mero hecho de realizar una actividad conjunta a demás el resultado suelen ser imágenes muy originales.
Entre los 3 y los 6 años: Fortalecer el vínculo paterno-filial y generar interés real por este medio.
A partir de los 3 años, su desarrollo psicomotor le permitirá tener más autonomía y sujetar con mayor destreza y firmeza una cámara de medidas acordes con su edad. Si el interés por la fotografía empezó en la etapa antecedente, puede ser que a finales de esta empiece a mostrar destreza y voluntad real por la captación de imágenes de manera autónoma. Aprovechando la actividad de salir a fotografiar se pueden trabajar valores como la espera, la observación y el respeto por el entrono. En esta etapa puede que muestre curiosidad por el manejo y las funciones que ofrece la cámara. Esta será una oportunidad fantástica para generar aficiones y espacios en común . Una actividad que puede mantenerse a lo largo de toda la vida. Será una gran experiencia para ambos.
Por lo general, la fotografía despierta mucha curiosidad en la mirada de un niño. La magia de detener e inmortalizar el tiempo en una imagen y así relatar una historia. Vuestra historia.
Una historia en la que si me invitáis a que me cuele por unos instantes en ella os ayudaré a que la reviváis tantas veces como queráis. Os ofrezco un ticket al pasado, donde figurareis todos. Detener momentos importantes de los que hablaréis cuando seáis mayores. Un tesoro que el tiempo hará que aumente su valor.
A través de mi cámara capturaré vuestra esencia, sin prisas, encontrando la naturalidad y mimando cada detalle. Cada sesión es única, diferente y completamente personal. Una manera respetuosa de entender la fotografía, siendo yo la que me adapte a vosotros y a vuestro bebé.
Si me lo permitís os contaré vuestra historia a través de mis imágenes.
Juntos, haremos de momentos únicos, recuerdos inolvidables.